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Sacerdote asesinado en Myanmar: «Solo me arrodillo ante Dios”
El trágico suceso ocurrió en la aldea de Kangyi Taw, en la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes. Dos mujeres, testigos del asesinato, narraron que aproximadamente diez hombres armados, visiblemente intoxicados o bajo el efecto de drogas, se encontraron con el sacerdote y le exigieron que se arrodillara. Sin titubear, el padre Ye Naing Win respondió con firmeza y serenidad: «Solo me arrodillo ante Dios». Luego, intentó dialogar con ellos y les preguntó: «¿Qué puedo hacer por ustedes? ¿Hay algo de lo que podamos hablar?»
Su actitud pacífica y sus palabras de compasión no fueron suficientes para calmar la furia de los agresores. Uno de ellos, en un acto impulsivo y violento, lo golpeó por la espalda con una daga envainada, hiriendo accidentalmente al líder del grupo. Este, cegado por la ira, sacó su cuchillo y comenzó a apuñalarlo repetidamente en el cuerpo y la garganta.

Un sacrificio en silencio
El padre Ye Naing Win soportó el brutal ataque sin emitir ni un solo quejido. Las testigos describieron la escena con dolor y admiración, afirmando que “el sacerdote no pronunció ni una palabra ni un gemido. Sufrió la violencia sin sentido sin reaccionar, como un hombre inocente”.
Mientras la tragedia se desarrollaba, los demás hombres armados simplemente observaban sin intervenir. Cuando todo terminó, los agresores huyeron del lugar, dejando tras de sí un profundo dolor en la comunidad.
Una comunidad en duelo
Los aldeanos, destrozados por la pérdida, recogieron el cuerpo del sacerdote. Lo lavaron, lo vistieron con dignidad y le rindieron homenaje, mostrando la gratitud y admiración que sentían por él.
La noticia del asesinato del padre Ye Naing Win llegó rápidamente hasta el Gobierno de Unidad Nacional de Myanmar, que expresó su profundo pesar y aseguró que castigaría a los responsables según la ley. Las Fuerzas de Defensa del Pueblo del distrito de Shwebo anunciaron la captura de diez sospechosos vinculados a un grupo de defensa local. Las autoridades confirmaron que “al tratarse de miembros de fuerzas armadas, el Gobierno de Unidad Nacional y el Ministerio de Defensa tomarán acciones legales según la ley militar”.
› Justicia y condena internacional
El Gobierno de Unidad Nacional también emitió un comunicado condenando enérgicamente los ataques contra civiles y líderes religiosos por parte de cualquier organización. Reafirmaron su compromiso de proteger a la población y garantizar que hechos tan atroces no queden impunes.
El asesinato del padre Donald Martin Ye Naing Win es un recordatorio doloroso de la violencia que persiste en Myanmar, pero también de la fortaleza y el sacrificio de quienes, como él, defienden su fe hasta el último momento. Su última frase, “Solo me arrodillo ante Dios”, se ha convertido en un símbolo de resistencia espiritual en medio de la adversidad.
