» TESTIMONIO
Mons. Roberto Álvarez en La Patagonia argentina: “No tengo casa propia, vivo de la caridad de mis sacerdotes”
La Iglesia en la Patagonia se enfrenta a un escenario único, marcado por la distancia, la diversidad y la falta de recursos. En las vastas extensiones de esta región argentina lleva adelante su labor episcopal, junto con otros, monseñor Roberto Álvarez, quien comparte en su testimonio su realidad y sus desafíos.
“La pobreza en esta región ha crecido todavía más en los últimos ocho o diez años. Cuando no se tiene nada, no se tienen preocupaciones propias, solo me preocupa cómo mantener económicamente a mis agentes pastorales en la diócesis.
Acabo de terminar de planchar la ropa. No tengo casa propia. Yo lavo mi ropa, plancho y hago todo. Vivo de la caridad de mis sacerdotes que me dan alojamiento y comida. Siempre hay un cura que te presta una almohada en una parroquia. Pero a pesar de las dificultades económicas y geográficas soy muy feliz.”
› Mons. Roberto Álvarez, obispo de la Patagonia argentina, tiene por delante ciertos retos que superar
«La falta de recursos unida a las largas distancias hace que el sostenimiento de la nueva diócesis sea difícil. Para los sacerdotes, un simple viaje puede representar un costo significativo, a veces incluso equivalente a un mes completo del ingreso que reciben de sus parroquias.
Por eso es tan importante la ayuda que me dan para los cursos de formación y los estipendios de Misa. Sin la ayuda de los benefactores de la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada sería imposible asumir los costes de combustible para la labor pastoral”.
› Una diócesis de cien mil kilómetros de extensión
El desafío más impactante es la vasta distancia que separa sus comunidades. La nueva diócesis de la que se encarga abarca unos cien mil kilómetros, una superficie mayor que Portugal. El obispo describe una realidad que a veces requiere sacrificios extremos: “Aquí no hay trenes y apenas vuelos, así que nos movemos en auto. Hay zonas rurales por las que tienes que hacer 200 kilómetros de ida y 200 kilómetros de vuelta para celebrar la Santa Misa”. Para atender la reunión de pastoral a nivel de toda la Patagonia, algunos participantes tienen que hacer 1.500 o 2.000 kilómetros.
«Viajan cientos de kilómetros con gran alegría, porque saben lo importante que estos encuentros son para el futuro de la evangelización. A veces es más fácil contar con su participación aquí en la Patagonia que en otros sitios donde yo he trabajado antes, donde las distancias eran muchísimo más cortas”.
› Cuidar y formar a los sacerdotes y a las religiosas
En este contexto particular, Mons. Álvarez destaca la importancia de la formación de los sacerdotes. “Como las distancias son tremendas es importante cuidar a los sacerdotes, acompañarlos. Este año tuvimos el primer encuentro de clero joven y estaban realmente muy contentos.”
Monseñor Roberto nos presenta a las hermanas de San Juan Bautista, una comunidad de religiosas mexicanas que hacen una labor extraordinaria en un radio de 250 kilómetros cuadrados, abarcando remotas localidades de la diócesis. Allí donde ya no llega el asfalto y el terreno se convierte en piedra y arena, estas hermanas realizan la labor pastoral y social, atendiendo a las familias más necesitadas, llevando el consuelo de Dios, pero también alimentos y medicamentos. “Viven con enorme austeridad, soportando temperaturas inferiores a los 10 grados bajo cero. Tienen potestad de casar y bautizar, pues el sacerdote más cercano está a varias horas. La ayuda que reciben de los benefactores de Ayuda a la Iglesia Necesitada es indispensable, sin eso no podrían cubrir sus costes”, explica el obispo agradecido.
La diversidad es otro de los desafíos de las dos diócesis de Mons. Roberto Álvarez.
“Esta región donde originariamente habitaron mapuches-tehuelches, y que fue posteriormente poblada por inmigrantes galeses en el siglo XIX, recibe ahora a personas de Bolivia y Paraguay, generando una diversidad cultural y religiosa única en el país. Aquí también hay una presencia grande de la Iglesia protestante, lo cual tampoco es tan común en otros lugares de Argentina”.
La Patagonia es uno de los territorios más deprimidos del país argentino. Sumado a su inmensa extensión y a la pobre situación económica, hace que sea completamente necesaria tu ayuda para que el Evangelio llegue a los lugares más remotos de este rincón de la Tierra.