» TESTIMONIO

Mons. Tombe (Sudán): “Obtengo mi fuerza del Santísimo, Él es mi fuerza y mi alegría»

Monseñor Yunan Tombe regresaba a su país, tras una visita a la sede internacional de Ayuda a la Iglesia Necesitada en Alemania, a donde viajó con gran riesgo personal. A su regreso a El-Obeid fue golpeado y gravemente herido por los soldados que asediaban la ciudad. Afortunadamente sobrevivió.

Durante su estancia en ACN en Alemania, Mons. Tombe nos contó su historia.

La catedral de Nuestra Señora Reina de África, en la ciudad sudanesa de El-Obeid, se encuentra entre un cuartel, una comisaría de policía y un edificio perteneciente a las fuerzas de seguridad. Por ello, cuando estalló la guerra civil el 15 de abril de 2023 y las Fuerzas de Apoyo Rápido comenzaron a bombardear la ciudad, la catedral se vio justo en el centro del conflicto.

Recuerdo que era el primer sábado de Pascua. Me encontraba rezando en la catedral de El-Obeid, cuando las balas y la metralla atravesaron las ventanas del edificio. A continuación miembros de las Fuerzas Armadas Sudanesas entraron en el templo buscando refugio. Uno de ellos temblaba de miedo, le invité a sentarse a mi lado y después de un rato logró calmarse. Sus compañeros, todos ellos musulmanes, optaron también por sentarse junto a mí.

Tres horas después los enfrentamientos fueron apagándose y los soldados abandonaron la catedral. Uno de ellos volvió y, señalando el tabernáculo, me dijo: ‘obispo, esta vela es fuerte y poderosa, nos ha protegido’. No entendió que quien realmente les había calmado y amparado era el Santísimo Sacramento. A partir de aquel día me aferré a la vela y al Santísimo. He logrado tener un rato de adoración diaria, cuatro veces al día. Divido mi tiempo entre la gente y Dios. Obtengo mi fuerza del Santísimo, creo que esta es mi fuerza y mi alegría».

› Hacer presente a Cristo en medio de la guerra

Los cristianos son solo una minoría muy pequeña en Sudán, y lo mismo se aplica a El-Obeid, la segunda ciudad más importante del país. Mons. Tombe ha logrado transmitir a muchas de las 300 familias católicas que permanecen en El-Obeid, esta devoción a Jesús Sacramentado. Cuando comenzó la guerra, muchos cristianos lograron escapar a regiones más pacíficas o a países vecinos. Los que permanecieron en la ciudad son en su mayoría ancianos, mujeres y niños, pero también personas que habían escapado de Jartum, la capital, y estaban de paso por El-Obeid cuando se produjo el asedio, y que todavía permanecen allí.  

«La mayoría están en sus casas, pero un gran número de personas provenientes de Jartum se están quedando con otras familias. Algunos duermen debajo de los árboles y muchos se están quedando en las escuelas. La situación es mala y hay bombardeos de vez en cuando. Hace 19 meses que en la rectoría no tenemos agua, ni electricidad ni comunicación interna y la comunicación telefónica solo es esporádica. Los que se quedan están débiles de hambre, pero sienten fuerza al saber que Dios está presente. Durante esta difícil situación, la fe es más fuerte y se administran  más sacramentos. Más gente acude a la Iglesia, por lo tanto hay más necesidad de los sacerdotes y del obispo». 

La Iglesia católica local tiene en funcionamiento seis guarderías, seis escuelas primarias y una escuela secundaria en El-Obeid, y estas son las únicas instituciones educativas que permanecen abiertas, según Mons. Tombe. «Nos visitó el gobernador en agosto y nos lo agradeció porque todas las escuelas musulmanas cerraron después de que un proyectil matara a 35 niñas en una escuela de la ciudad», explica el prelado. 

Nacido y criado en la guerra

Ya sea debido a las divisiones étnicas o por razones sociales y económicas, Sudán ha estado en guerra desde que se tiene memoria, aunque la guerra civil actual es probablemente la peor que el país ha experimentado en las últimas décadas. 

Mons. Tombe, originario de las montañas Nuba, donde se encuentra la comunidad cristiana más grande del país, dice que se ha acostumbrado a esta realidad: «Nací en 1964 y la guerra en la zona de las montañas Nuba comenzó en 1955, así que nací en una década de guerra y esa guerra continúa, con otras, hasta hoy”, cuenta a ACN. “Nací en la guerra, me crié en la guerra y estudié en la guerra. Es parte de mí. Tal vez eso me ha ayudado a superar esto,  a entender que es posible hacer más y que Dios está con nosotros».

Las dos partes que se enfrentan en este conflicto no muestran signos de querer poner fin a las hostilidades. No hay perspectivas inmediatas de una tregua pero Mons. Yunan Tombe espera que las potencias occidentales puedan utilizar su influencia para lograr de alguna forma la paz en su país. «Si no pueden reunir a los dos líderes, al menos permitan que los trabajadores humanitarios internacionales abran corredores y traigan alimentos”, ha dicho. “Pero tengo la esperanza de que las potencias europeas puedan usar su influencia con los países vecinos y pedirles que usen sus posibles relaciones con figuras poderosas en Sudán para presionar por la paz, escuchar y salvar a su pueblo».

Mientras tanto, a pesar de todas estas dificultades, la Iglesia católica sigue manteniendo presente a Jesucristo en medio del sufrimiento y la brutalidad de la guerra,  hay más obreros que se preparan para servir en la viña. «Actualmente tenemos más de 70 jóvenes en nuestras casas de formación y este año se ordenarán seis nuevos sacerdotes jóvenes. ¡Las vocaciones crecen! Dios está actuando», concluye el obispo.

Tú puedes sostener a los sacerdotes y religiosos que permanecen en primera fila en los conflictos, asistiendo y transmitiendo esperanza a sus comunidades. Tú harás posible que puedan permanecer junto a su pueblo y que el cristianismo no desaparezca de aquellos lugares donde está amenazado o donde los cristianos son minoría.

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