Religiosas regresan a su lugar de origen en Irak: vuelve la esperanza a la «Tierra del Edén»
La presencia de la Congregación de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús, una orden católica caldea, fortalece las raíces cristianas de la región
ACN, Filipe d’Avillez.- Araden es un pequeño pueblo situado en el valle de Sapna, en el Kurdistán iraquí. Rodeado por las hermosas montañas de Gozaneh y regado por el río Gran Zab. El paisaje ayuda a explicar el origen del nombre del pueblo, ya que Araden proviene de los términos siríacos «ara» y «Aden», que significan «Tierra del Edén».
Tradicionalmente, cristianos de idioma arameo de la Iglesia católica caldea han habitado casi exclusivamente este pueblo. A pesar de su pequeño tamaño, el lugar cuenta con dos iglesias importantes y tres obispos han tenido allí su residencia.
Educación y dignidad humana
Sin embargo, Araden también ha sido testigo de tragedias que han afectado a la población cristiana de Irak a lo largo de los siglos. Su población se ha visto atrapada en los sucesivos conflictos entre el Gobierno central de Bagdad y los militantes kurdos, y la aldea ha sido destruida más de una vez.
La Congregación de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús, una orden de religiosas caldeas, fue fundada en Araden por el sacerdote Abdul Ahad Rayes, cuya «visión era educar y proporcionar valores cristianos y humanos a los jóvenes de la región, al tiempo que ofrecía servicios esenciales en el ámbito social y de salud«, dice la madre Samar Mikha, actual superior de la orden. «Nuestra comunidad se ha enfrentado a numerosas dificultades, habiendo perdido a nuestra madre general tres veces debido a guerras y migraciones en Irak», ha dicho la madre Samar a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN). «Esta turbulenta historia ha llevado a una escasez de vocaciones en nuestra comunidad».
Durante años, las hermanas han soñado con volver a Araden, a sus raíces, y gracias a la ayuda de ACN ese sueño se ha hecho realidad con la construcción de un santuario dedicado al padre Abdul Ahad y un centro de retiros para que las hermanas puedan realizar sus ejercicios espirituales.
Continuar la misión
“A través de su inquebrantable apoyo, no solo hemos cumplido nuestros objetivos, sino que hemos superado nuestras expectativas. El santuario y la casa de retiro de Abdul-Ahad se erigen ahora como un símbolo de resiliencia y esperanza para nuestra comunidad», explica la madre Samar a ACN. «Este santuario proporciona un espacio para los retiros espirituales, tan necesarios, ofreciendo consuelo, tranquilidad y silencio a nuestras hermanas que sirven y se entregan a la comunidad y a la Iglesia sin descanso».
El nuevo edificio consta de una capilla con la tumba del fundador, dos plantas con siete dormitorios y una sala de reuniones. Según la madre Samar, «los frutos de este proyecto van más allá de los muros del santuario. El espacio revitalizado continuará la misión del padre Rayes apoyando las necesidades educativas cristianas de la región. Fue un defensor incansable de la educación, la construcción de escuelas y el fomento de las mentes jóvenes. Nos comprometemos a continuar con su legado centrándonos en iniciativas educativas en los pueblos que rodean Araden».
Este es, precisamente, el tipo de iniciativas que facilitan la permanencia de los cristianos en sus tierras ancestrales. Un objetivo que ACN ha buscado siempre a través de sus proyectos en Oriente Medio. «No podemos enfatizar lo suficiente la profunda gratitud que tenemos por ACN. Su apoyo ha reavivado el espíritu de nuestra congregación«, concluye la madre superiora.