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Pastoral de Misericordia en las cárceles de Guayaquil: «Somos peregrinos de la esperanza»
Entrevista con María Cristina Santacruz, Titi, sobre el papel de la Iglesia en la pastoral penitenciaria dentro del Jubileo de la esperanza
ACN.- Ecuador se ha convertido en uno de los países más peligrosos de América Latina en los últimos años. En ciudades como Guayaquil el nivel de delincuencia se ha disparado. Por ello la Arquidiócesis de Guayaquil, consciente de esta realidad, ha puesto en marcha una importante misión pastoral penitenciaria con laicos: visitar y atender a las más de 20.000 personas privadas de libertad que hay en los 10 centros de reclusión de la ciudad de Guayaquil.
María Cristina Santacruz es la coordinadora archidiocesana de la Pastoral de la Misericordia (en otros lugares, conocida como pastoral penitenciaria) de Guayaquil. Actualmente es delegada del cardenal Mons. Luis Gerardo Cabrera, presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana y arzobispo de Guayaquil, para administrar las capillas Alfa dentro de esos diez centros penitenciarios de esta gran urbe ecuatoriana.
Este es uno de los proyectos de “esperanza” que ACN apoya en “Tu ayuda, su esperanza”, la nueva campaña que acaba de lanzar con motivo del año jubilar. A propósito de esta iniciativa, hablamos con María Cristina, más conocida como Titi de la Misericordia, en el programa “Perseguidos pero no Olvidados” de Radio María.
En un contexto tan complicado de violencia y odio en Guayaquil, ¿cómo es posible vivir la esperanza? Titi afirma que, en esta pastoral: “Lo imposible se hace posible y nosotros leemos la Palabra de Dios, predicamos Su palabra y la hacemos viva” y nos remite al Evangelio de Juan 14: 12 (“En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre”).
Sanación integral
La labor de esta misión se desarrolla fundamentalmente en tres escenarios dentro de las prisiones: “Pastoral de escucha, pastoral de acompañamiento y pastoral familiar”. El objetivo es la rehabilitación integral de las personas privadas de libertad, para que puedan hacer un camino de conversión y arrepentimiento y encontrar el perdón en la Misericordia de Dios.
De ahí nace la “Escuela Permanente de Valores, Principios y Fe” que se desarrolla “a través de talleres como Alfa, Espere, Escuela del Perdón y la Reconciliación, Escuela de Biblia, Escuela de Teología, manualidades… También ayudamos a sanar a través del arte, las manualidades y la música. Tenemos un coro de presas mujeres, de presos hombres y familiares de los presos”. El objetivo es la sanación integral de las personas privadas de libertad: “Damos un acompañamiento individualizado en nuestras visitas diarias, de lunes a domingo, en distintas cárceles y según la realidad de cada cárcel”.
Frutos de conversión
La misión de esta pastoral está teniendo frutos que resultaban inimaginables cuando comenzaron. Entre los testimonios de conversión de los presos, Titi recuerda el de Abel: “Fue sentenciado por violación y se convirtió en un líder católico. Le dicen “el curita”. Todos los días hace la liturgia de la Palabra. Primero fue monaguillo, luego acólito, luego un ministro elector… Todo desde su condición de persona privada de libertad”.
También recuerda a Lucas: “Que en paz descanse. Era evangélico, fue recogido por drogas, casi muerto y luego empezó a caminar con nosotros. Aprendió a tocar guitarra, a escribir canciones católicas y luego, dentro de la misma cárcel, la más grande de toda la penitenciaría, él salía de su pabellón e iba de pabellón en pabellón con permiso especial para acompañarnos en la Santa Misa”. Durante sus años de cárcel, Lucas experimentó una profunda conversión, recibió los sacramentos y, cuando terminó su condena, pudo volver con su familia. Pasado el tiempo “tuvo un tumor en el cerebro y se fue: pero se fue lleno de amor, de dulzura y dejando un legado maravilloso”.
Apoyo de ACN
Titi agradece el apoyo recibido de ACN: “Nada de lo que hacemos sería posible sin ayuda a la Iglesia Necesitada, son nuestro apoyo, son nuestro cimiento. Pasamos jornadas a veces de 12 o 13 horas dentro de las cárceles. Se necesita hidratación, alimentación, transporte… Cada cárcel está separada con mucha distancia y tiene realidades diferentes. Necesitamos nuestros propios equipos, maletines con ruedas que son las “bibliotecas móviles” donde llevamos las Biblias, etc.”.
Cuando le preguntamos sobre la importancia de este año jubilar dedicado a la esperanza, convocado por el Papa Francisco, Titi no duda en afirmar que: ”La misericordia es para el pecador más empedernido, para el menos amado, el despreciado, el insignificante. Nosotros somos constructores de la paz entre el menos amado, el insignificante, el despreciado… Somos peregrinos de la esperanza”.
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