Los sacerdotes de zonas rurales ofrecen los sacramentos en los lugares más remotos (Foto ACN)

21 marzo 2025

La Iglesia dominicana en la frontera con Haití

Verónica Katz, responsable de proyectos de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) para países de Centroamérica, ha visitado recientemente las diócesis fronterizas de República Dominicana con Haití

Cuando la gente piensa en República Dominicana, piensa en un “paraíso”, pero ¿qué experiencia tuvo usted en las diócesis que visitó?

El oeste de la República Dominicana es una región sin duda hermosa pero también muy olvidada, con grandes desafíos económicos, sociales y pastorales. Mucha gente piensa que todo el país es como Punta Cana y otros lugares más turísticos y que, al ser considerado un país “desarrollado”, no necesita ayuda. Las diócesis que visitamos – Barahona, San Juan de la Maguana y Mao-Montecristi– son las más grandes en extensión del país y también abarcan las provincias más pobres. Es una zona algo olvidada por el gobierno. Allí, muchas parroquias no son autosostenibles, pero la fe y solidaridad de los fieles y la iglesia local son inspiradoras. Las distancias son enormes y en áreas urbanas en crecimiento no hay suficientes capillas. Además, el oeste está plagado de áreas montañosas y la falta de transporte adecuado complica la labor pastoral.

Estas diócesis, en la frontera con Haití, están en una situación muy vulnerable. Además de sus propios desafíos, también tienen que hacer frente a la crisis migratoria, que se ha recrudecido en los últimos tiempos, dada la dramática situación del país vecino .

¿Cómo afecta esta situación migratoria al país y a la labor de la Iglesia en la frontera?

Hay muchos controles militares y, por tanto, moverse no resulta fácil. Nos paraban frecuentemente para ver si llevábamos haitianos ilegales en el coche. De hecho, pudimos ver camiones en muy malas condiciones con haitianos siendo deportados. La mayoría de las deportaciones son por la noche, pero llegamos a verlas también de día. Esto afecta a las diócesis de las fronteras del país. Existe, además, un reto lingüístico: muchos haitianos hablan francés o criollo haitiano y no hay tantos catequistas que hablen ambos idiomas.

¿Y cuál es la situación del clero y los agentes pastorales en estas diócesis?

Hay muy pocos sacerdotes, y esto obliga a los que hay a atender demasiadas parroquias y asumir múltiples responsabilidades diocesanas, en un extenso territorio con carreteras precarias. Esto les genera un gran desgaste y una sensación de no poder llegar a todo. Algunas personas nos dijeron que incluso hay misioneros que no quieren ser enviados en misión a esta zona, por ser tan dura y precaria y porque no reciben apenas ayudas.

Como en muchos países de Centroamérica, las sectas están en auge y en algunas zonas también se practican rituales como el vudú y la brujería, tradiciones que han llegado a través de la inmigración desde Haití u otras influencias. Los líderes laicos se ven muy limitados, ya que les faltan muchas veces recursos y material. Aun así, impresiona ver su solidaridad.

El p. Jason Gutiérrez es párroco en la diócesis de San Juan de la Maguana (Foto ACN)

¿Qué le gustaría destacar del viaje? Y ¿qué signos de esperanza y fortaleza ha encontrado en estas comunidades que podrían inspirar a otros?

República Dominicana es un país profundamente católico, muy devoto del Sagrado Corazón de Jesús, eso ya de por sí es impresionante. En su escudo se puede ver la cruz y las Sagradas Escrituras. La experiencia que tuve es que la fe católica aún tiene una presencia importante y me impresionó. También me gustaría destacar la visita al Batey 5, donde ACN ha estado ayudando desde hace algún tiempo. La vida en los bateyes es muy dura. No tienen apenas recursos económicos y la necesidad que tienen es muy grande. Allí vivimos la experiencia de una comunidad muy activa, una Iglesia realmente viva. Y desde luego, no olvido lo que me dijo un sacerdote cuando visitamos Jimaní y que tocó mi corazón: que la visita de ACN les hacía sentir que no estaban siendo olvidados. Que solo esa visita ya era un signo de esperanza para ellos.

¿Cuáles son los principales proyectos y áreas de apoyo que ACN tiene previstos en el país para 2025?

En 2025, ACN reforzará aún más su apoyo en el país a través de la construcción de templos, casas parroquiales y otros espacios pastorales, transporte para llegar a zonas remotas, la formación de laicos y catequistas, la educación de los seminaristas, el apoyo a las hermanas, la inversión en medios de comunicación y la provisión de estipendios de Misa para los sacerdotes.

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