Irán aumenta su amenaza a los cristianos para que se mantengan lejos de las protestas
Cristianos iraníes denuncian que han crecido las presiones por parte del gobierno para que «permanezcan en silencio y no participen en las protestas»
ACN.- Teherán tiene en su punto de mira a las minorías, especialmente a los cristianos. Las protestas y manifestaciones cumplen su tercer mes desde el asesinato de la joven kurda de 22 años Mahsa Amini, a manos de la policía de la moralidad. Y para frenar una nueva deriva, funcionarios y miembros de las fuerzas de seguridad han aumentado el tono de sus amenazas. El mensaje es «mantenerse al margen» de las manifestaciones y no involucrarse en la ola de disidencia popular que tiene como blanco a los dirigentes de la República Islámica, empezando por la cúpula religiosa y sus normas inspiradas en la sharia, de las que el hiyab -el velo obligatorio- se ha convertido en un trágico símbolo de muerte.
La última confirmación del creciente clima de intimidación hacia los cristianos procede de un miembro de la comunidad cristiana, que habla de «presiones» que también afectan a otras minorías para que permanezcan «en silencio y no participen en las protestas». Yonathan Betkolia, líder de la Sociedad Asiria de Teherán, citado por la agencia de noticias semioficial Isna, cuenta que ha habido «peticiones» de miembros de las fuerzas de inteligencia y seguridad dirigidas a «representantes cristianos, obispos y sacerdotes».
El motivo detrás de las advertencias sería una mayor participación de una parte de la comunidad cristiana en las manifestaciones callejeras, en contraste con una fase anterior en la que su concurrencia era mucho menos significativa. El mismo Bektolia, miembro del Parlamento Iraní (Majlis) durante cinco mandatos, en el pasado fue criticado por grupos cristianos iraníes que lo acusaron de estar en «connivencia» con las autoridades..
En una nota publicada recientemente, el Consejo Unido de Iglesias de Irán condenó la «represión sistemática contra las mujeres» y las «violaciones de los derechos humanos en Irán», reivindicando el derecho y las aspiraciones de todas las personas a la «libertad, la justicia y la igualdad de derechos».
En el texto se lee: «Al igual que muchas personas de nuestro país que protestaron en las calles con una valentía sin igual tras la muerte de Mahsa, nos oponemos a la imposición del hiyab al pueblo iraní«, que se caracteriza por su diversidad a nivel «religioso, étnico, cultural e ideológico». Estas imposiciones son una «clara violación de los derechos humanos».
En las últimas semanas, Article18, un sitio activista cristiano, había informado de las «advertencias» de líderes y parlamentarios cristianos en Irán, que pedían a los creyentes “no involucrarse» en las protestas. Según algunas fuentes, decenas de jóvenes caldeos y asirios, que asistieron a manifestaciones en el pasado reciente y publicaron mensajes de apoyo en las redes sociales, recibieron llamadas telefónicas de dirigentes eclesiásticos en las que se les advertía que “serían arrestados de un momento a otro» si no «paraban». En respuesta, muchos dijeron que «sí, son cristianos, pero también iraníes” y que dado que “vivimos en este país, y esta es nuestra patria» su intención era participar en la lucha común por la libertad y los derechos.
En Irán viven unos 25.000 cristianos, que junto con unos 100.000 armenios constituyen la comunidad «reconocida» por la República Islámica. A ellos hay que añadir los musulmanes conversos, que no son contabilizados por Teherán -y muchas veces son perseguidos.
Las protestas comenzaron tras la muerte de la joven de origen kurdo a mediados de septiembre y se han convertido en un levantamiento popular en defensa de la libertad y los derechos. Los analistas y los expertos consideran que es la amenaza más grave para el régimen de los ayatolás desde 1979. Sin embargo, hay pocas posibilidades de que esto socave el poder de las autoridades, que acusan a Occidente de «fomentar» las manifestaciones. En respuesta, la policía mató a casi 400 manifestantes, entre ellos decenas de menores, y detuvo a miles de personas, seis de las cuales ya han sido condenadas a muerte.