El sacerdote que se quedó en Bucha, Ucrania, durante las peores masacres de la guerra
Todos los presbíteros ucranianos se han quedado en el país para atender material, espiritual y psicológicamente a los más necesitados
ACN.- La ciudad de Bucha, a las afueras de la capital Kiev, estuvo asediada por las fuerzas militares rusas del 27 de febrero al 31 de marzo de 2022. En esos días, tuvieron lugar ejecuciones, saqueos, violaciones… y la mayor matanza contra civiles y militares conocida hasta la fecha desde el comienzo de la guerra.
Cuando fue liberada por el Ejército ucraniano, se descubrió que se había asesinado a más de 400 civiles y las fotografías de la fosa común de cadáveres enterrados en el jardín de la iglesia de San Andrés dieron la vuelta al mundo.
Resistir bajo tierra
Todo el mundo que pudo huyó, sólo se quedaron escondidos en los sótanos de las casas aquellas personas que no pudieron salir en estampida, sobre todo mayores y enfermos. Resistieron en los sótanos sin luz, agua, comida… atemorizados de miedo por el ruido de los bombardeos y la metralla y sabiendo que si salían a la calle iban a morir asesinados por los militares rusos.
Uno de los que no escapó de Bucha fue el padre Tadeusz Volos, sacerdote de la congregación del Sagrado Corazón de Jesús. Todos los días salía extremando el cuidado para poder ir a visitar a los mayores, enfermos o los más necesitados de su parroquia que estaban escondidos en los bajos de sus casas. Celebró prácticamente todos los días la Eucaristía en su parroquia.
Una mañana de camino entre las calles ocupadas por los rusos fue localizado por unos periodistas de la BBC que le preguntaron cómo es que todavía se encontraba en la ciudad y por qué no la había abandonado. El padre Tadeusz les contó que quería visitar a la gente y que mientras hubieran parroquianos él no se iría. Contó que su parroquia estaba abierta y que rezaba por los muertos y por el fin de la guerra todos los días.
Protegido por la Virgen María
Esa misma noche estando en su parroquia a oscuras por la falta de electricidad vio una enorme luz y un ruido de misil. Se puso a rezar y a pedir la mediación y protección a la Virgen María rezando sin parar cuando se dio cuenta que el misil cayó justo en el edificio de al lado, en una escuela, y no en su parroquia. Se había salvado de milagro.
El padre Tadeusz, dos años después del infierno sufrido, sigue viviendo en su parroquia en Bucha y recibe ayuda para su sostenimiento a través de los estipendios de misa. “Nuestros ciudadanos son pobres y pueden dar muy poco, pero gracias a ACN podemos continuar nuestro trabajo y mirar hacia el futuro”.