El Papa invita a unirse a la iniciativa «Un millón de niños rezando el rosario»
› Durante el rezo del Angelus en la Plaza de San Pedro del Vaticano
ACN.- Tras el rezo del Angelus en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco ha invitado hoy a unirse a la iniciativa «Un millón de niños rezando el rosario», que tendrá lugar el próximo domingo, 18 de octubre.
El Santo Padre, desde el balcón del Palacio Apostólico del Vaticano, ha alentado a todos los presentes: «El próximo domingo, 18 de octubre, la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada promueve la iniciativa por la paz y la unidad «Un millón de niños rezando el rosario». Invito a unirse esta bella iniciativa que involucra a los niños de todo el mundo, quienes rezarán especialmente por las situaciones críticas causadas por la pandemia.»
El Evangelio no está reservado para unos pocos
La reflexión del Papa giró en torno al evangelio de este domingo, la parábola del banquete nupcial (Mt 22, 1-14). Con él, Jesús «perfila el proyecto que Dios ha pensado para la humanidad». La imagen que Dios Padre ha preparado para la familia humana, afirmó el Papa, es “una maravillosa fiesta de amor y comunión en torno a su Hijo unigénito”. En la parábola, esto es representado por el rey que celebró el banquete de bodas para su hijo, haciendo llamar a invitados que rechazan la invitación porque tienen “otras cosas que hacer”.
«Verdaderamente, el amo, el rey, dice a los mensajeros: «Llamen a todos, buenos y malos. ¡Todos!» Dios también llama a los malos. «No, soy malo, he hecho tantas…». Te llama: «¡Ven, ven, ven!». Jesús iba a almorzar con los publicanos, que eran los pecadores públicos, allí, eran los malos… Jesús, Dios, no tiene miedo de nuestra alma herida por tantas maldades, porque nos ama, nos invita», ha señalado el Santo Padre.
La Iglesia – indicó el Papa – está llamada a llegar “a las encrucijadas de hoy”, a “esos lugares marginales, esas situaciones en las que se encuentran acampados y viven fragmentos de humanidad sin esperanza”. Se trata “de no apoltronarse en las formas cómodas y habituales de evangelización y testimonio de la caridad, sino de abrir las puertas de nuestro corazón y de nuestras comunidades a todos, porque el Evangelio – remarcó – no está reservado a unos pocos elegidos”.
Revestirse de la misericordia de Dios
El rey, que representa a Dios Padre en la parábola, pone, sin embargo, “una condición”, señaló Francisco. La condición es la de “llevar el traje de boda”. El traje de boda simboliza “la misericordia que Dios nos da gratuitamente”, es “la gracia”, y, sin ella, “no se puede dar un paso en la vida cristiana”. Por ese motivo, “no basta con aceptar la invitación a seguir al Señor, hay que abrirse a un camino de conversión que cambie el corazón. El hábito de la misericordia, que Dios nos ofrece sin cesar, es un don gratuito de su amor, es gracia. Y requiere ser acogido con asombro y alegría”: “gracias, Señor, por haberme dado este don”.
Tal como enseñó Francisco, en la parábola, el comensal que rechazó el regalo, “se excluyó a sí mismo”, y, por lo tanto, el rey “no puede hacer nada más que echarlo”: “¿por qué?”, preguntó el Papa. Y explicó: “Porque no quiso aceptar el regalo. Porque la llamada de Jesús, la llamada de Dios es un regalo. Es un don. Es gracia”.