Calma tensa en Alepo: los islamistas prometen no hacer daño a nadie, pero crece la incertidumbre
La Iglesia se esfuerza por continuar su misión pastoral y asistencial. Todos los obispos se han quedado y las iglesias permanecen abiertas
ACN.- El aumento de la violencia y la escalada de la guerra está afectando de nuevo a Siria. Desde el pasado 30 de noviembre, varios grupos rebeldes, entre los que están los islamistas de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), han tomado la ciudad de Alepo. Esta urbe es la segunda más importante del país y donde residen unos 25.000 cristianos.
La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) ha conseguido contactar con varios miembros de la comunidad cristiana alepina, que han confirmado la calma tensa que viven. A día de hoy, toda la ciudad está bloqueada, aunque siguen teniendo suministro de agua, luz y conexión a internet. Los yihadistas han lanzado mensajes asegurando que no van a hacer daño a nadie ni van a confiscar propiedades.
«Nadie preveía que cayera la ciudad, todo se ha desarrollado de un modo insospechado», comenta el padre Enrique González, sacerdote argentino del Instituto del Verbo Encarnado. «Estamos viviendo una situación de enorme incertidumbre. Por un lado está todo tranquilo, pero a la vez hay mucho miedo porque no sabemos qué va a ocurrir o si de repente va ha haber un bombardeo», comenta el sacerdote.
Aunque muchos consiguieron salir de la ciudad antes de la llegada de los grupos islamistas, según fuentes de la Iglesia local habrían huido unas 50.000 personas, la necesidad es diaria a la vez que los precios de los alimentos y bienes básicos están en aumento. «Las necesidades en este momento se multiplican. Empezamos a notar la falta de carburante que es fundamental para la calefacción, porque el invierno se ha adelantado y las noches ya son de temperaturas bajo cero», afirma el padre González.
Principales necesidades
Así lo corrobora Bahjat Azrie, un miembro laico de los Maristas Azules, organización católica que ofrece ayuda a los más necesitados en el ámbito de la educación, la alimentación y el apoyo social. Una gran dificultad son los ataques aéreos que se están produciendo, «porque sin un mínimo nivel de seguridad no podemos trabajar, no podemos ayudar a la gente más necesitada», reconoce Azrie. Además, reclama «abrir una vía segura de salida de la ciudad, para que las personas civiles que quieran puedan salir con seguridad».
Otra de las necesidades más importantes es la atención sanitaria, los hospitales de Alepo están saturados de heridos por los bombardeos y enfermos que necesitan asistencia urgente. El pasado domingo, varias bombas impactaron cerca del Hospital Universitario de Alepo, dejando decenas de muertos y heridos. Algunos proyectiles alcanzaron el Colegio Franciscano de la Custodia de Tierra Santa, cercano al centro sanitario. Aunque allí no hubo que lamentar pérdidas humanas. Los colegios, universidades y algunos negocios, como los bancos, están cerrados desde el comienzo de las hostilidades.
Entrevista a Bahjat Azrie, miembro laico de los Maristas Azules, desde Alepo (Minuto 8:40)
Los obispos se quedan, la Iglesia reparte ayuda y esperanza
Las diferentes Iglesias católicas y ortodoxas de Alepo han manifestado su intención de seguir adelante en su misión pastoral y social. Según fuentes locales, todos los obispos han permanecido en la ciudad y han alentado a sus feligreses asegurándoles que no se van a marchar, que las iglesias van a permanecer abiertas. Les han animado a no perder la esperanza, a estar fuertes en la oración y trabajar por la paz. «Los Maristas Azules estamos viendo cómo seguir repartiendo nuestro ayuda, sin poner en peligro a ningún voluntario ni a ninguna persona beneficiara», asegura Bahjat Azrie. «Acabamos de repartir por ejemplo leche en polvo para 100 niños, en este día en que, de momento, no hay bombardeos ni combates dentro de la ciudad».
A la pregunta de cómo se puede ayudar en estos momentos, el padre Enrique González responde con rapidez, «la principal ayuda ahora es la oración. Parece que solo valoramos aquello que podemos tocar con las manos, pero aquí en Siria llevamos años experimentando la gran ayuda que nos llega desde el cielo, desde Dios que es nuestro padre y creador que cuida de nosotros. La oración nos abre el corazón para poder amar al prójimo como a uno mismo, en medio de tanto odio».
«Solo esperamos en Dios»
Debido a la creciente incertidumbre, también salen a flote sentimientos de tristeza, miedo e incluso rabia por lo vivido. «No esperamos ya que nadie venga a salvarnos, solo esperamos en Dios», reconoce Azrie. «Vemos que somos como marionetas, en manos de intereses internacionales, así que la oración es nuestra esperanza, para que el Señor mueva el corazón de los dirigentes que pueden poner fin a esta guerra». Concluye agradeciendo las oraciones, el apoyo de ACN, y la oportunidad de dar a conocer la olvidada situación de Siria.
El nuncio en Damasco, el cardenal Mario Zenari, ha compartido el sentir de los cristianos sirios en una amplia entrevista con Vatican News. Así, no duda en calificar como «trágicos acontecimientos» aquellos que han llevado a la caída de Alepo por parte de milicias yihadistas. Lo que no ocurría desde que, en 2016, esta fuera liberada, precisamente, de las fuerzas islamistas que la masacraron. Desde Damasco, el contacto del purpurado con la ciudad tomada es estrecho y percibe que «reinan el miedo, la inquietud y la incertidumbre». En estas primeras horas, «la gente está encerrada en sus casas».
El Papa pide oraciones por Siria
El pasado domingo, durante el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el papa Francisco ha solicitado oraciones «por Siria, donde lamentablemente se ha vuelto a encender la guerra causando muchas víctimas». «Estoy muy cerca de la Iglesia en Siria, recemos», ha clamado. Por ahora, los obispos católicos de Alepo han hecho saber que no se irán de la ciudad. Desde Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) se unen a la oración por la paz, por los más necesitados y por las comunidades cristianas de Alepo: «Recemos por la paz, la protección de los más vulnerables y el rápido fin de la violencia que ha causado tanto sufrimiento a un país ya devastado por más de una década de conflicto», ha dicho Regina Lynch, presidenta ejecutiva de ACN International.