Burkina Faso: «Vivimos una situación muy difícil por el yihadismo»
La campaña «Burkina Faso, Iglesia perseguida» quiere apoyar a sacerdotes como el padre Olivier Lompo para seguir sembrando esperanza y paz
ACN.- El padre Olivier Lompo es un sacerdote de la diócesis de Kaya, en el norte de Burkina Faso. Es una de las regiones que más están sufriendo el avance de la violencia de grupos yihadistas que controlan casi la mitad del territorio de esta país africano. La Iglesia ha sufrido numerosos ataques, con centenares de víctimas mortales, heridos y desplazados. El propio padre Lompo lo ha vivido en primera persona, cuando su parroquia fue atacada en 2019. Conversa con la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) para dar a conocer esta realidad y apoyar la campaña «Burkina Faso, Iglesia perseguida» en apoyo de la Iglesia católica, los millones de desplazados y el desarrollo de la misión de paz de los cristianos.
¿Qué está ocurriendo actualmente en Burkina Faso?
La actualidad de este país es triste y difícil. Es un país que vive el martirio desde 2015 y hasta ahora, desafortunadamente, no vemos la luz. Las cosas han empeorado, así que es una situación bastante complicado, pero vamos poco a poco caminando con la esperanza de que un día todo lo malo va a terminar.
Padre Olivier, los cristianos en Burkina sois una minoría. ¿Cómo es ser cristiano en Burkina? ¿Cómo es vivir la fe en este contexto?
Efectivamente, los cristianos somos en torno al 26% de la población. Desde el punto de vista humano, podríamos decir que es difícil ser cristiano en Burkina Faso. Pero desde el punto de vista de la fe, se puede decir que es una oportunidad para poder dar testimonio de esta fe, que no tiene que ser una fe de palabras o de momentos fáciles. Los cristianos de Burkina estamos en un momento de prueba, pero nuestra fe se está fortaleciendo, a pesar de la persecución. Por tanto, podemos decir que es una situación humanamente difícil. Pero que desde el punto de vista de la fe, podemos decir que está siendo una gracia para nuestro pueblo.
Burkina Faso significa «el país de los hombres íntegros». ¿Aún hay esperanza para que este nombre siga siendo realidad y para que haya paz y buena convivencia?
Esta realidad, a pesar de lo que vivimos, se sigue dando. Porque las personas en Burkina Faso viven juntas. En una misma familia encontramos de todo. Encontramos musulmanes. En mi propia familia yo tengo musulmanes, yo tengo protestantes, tengo gente de la religión tradicional. Y esa realidad es bastante fuerte, a pesar de estas ideas extremistas que se quieren extender. Hay que decir que este extremismo no tiene nada que ver con la religión. Porque la mayoría de los musulmanes en mi tierra son moderados. Todos seguimos sufriendo juntos y luchando juntos para que un día se puede poner fin al terrorismo.
¿Y cómo surgió tu vocación al sacerdocio dentro de este ambiente de personas de diferentes religiones en una misma familia?
Mi vocación ha surgido desde la realidad de mi país. A raíz de una conversación que tuve un día con varios compañeros del instituto, surgió en mí la inquietud de saber más sobre mi fe cristiana. Un día comenzamos a hablar de nuestras religiones y cada uno iba dando razones de su fe. Entonces me di cuenta de que no sabía tanto como creía sobre el cristianismo. Eso me motivó a formarme más en la fe, buscando en libros y pidiendo consejo a varios sacerdotes. Ahí conocí mejor la figura del sacerdote y eso me impactó. Así surgió mi vocación.
Hay una fecha que usted, padre Olivier, no va a olvidar nunca. Es el 12 de mayo de 2019, cuando varios terroristas atacaron tu parroquia en Dablo, en la diócesis de Kaya. ¿Qué ocurrió aquel día?
Se trataba de una pequeña comunidad parroquial que empecé yo pocos años antes. El obispo me mandó como primer párroco. El 12 de mayo de 2019, unos cuarenta terroristas llegaron en moto hasta el pueblo de Dablo. Era domingo y se estaba celebrando la Misa. Así que mataron al sacerdote joven, el vicario parroquial, y a otros cinco hombres de la comunidad parroquial. Después quemaron todo y siguieron destruyendo algunas casas del pueblo.
¿Cómo viviste ese momento en el que supiste, en el que te comunicaron que los terroristas habían arrasado con tu parroquia?
Después supe que los terroristas fueron al pueblo para acabar también con mi vida. Pero de verdad que en aquel momento no me preocupé por mí, sino por mi comunidad. Así que me fui a Dablo inmediatamente y estuve junto a la gente, consolando a unos, enterrando a los muertos y animando a todos. Fue muy duro pero también vimos ese momento como una gracia, de dar testimonio de nuestra fe y no perder la esperanza en Jesucristo.
¿Cómo podemos ayudar desde aquí a nuestros hermanos perseguidos y necesitados de Burkina Faso?
El primer paso en este proceso de ayuda es la oración. La gente necesita una fuerza especial, que viene solo de Dios. Por eso la oración es un punto capital para nosotros. Para animar a la gente para que puedan seguir su fe. Al mismo tiempo, la oración acompañada con una colaboración económica es un gran testimonio, porque estamos en mitad de una crisis humanitaria, social y económica muy grande. Necesitamos alimentos, medicamentos y apoyo para atender a los desplazados que han huido de sus casas. Y necesitamos apoyo a nivel pastoral para poder apoyar a los sacerdotes, a las religiosas, la formación de los seminaristas, apoyo para los catequistas laicos sin los que no podríamos continuar, así como medios de transporte para la evangelización.
Un último mensaje, ahora que estamos viviendo el Adviento, que se acerca ya también la Navidad. ¿Qué crees que nos quieren transmitir nuestros hermanos de Burkina Faso de todo esto que están viviendo?
Nosotros somos conscientes que tenemos un apoyo de hermanos que viven en otros sitios que nos están ayudando. Así que primero quiero transmitir un agradecimiento y pedir que sigáis a nuestro lado, que no os olvidéis de nosotros. Desgraciadamente la situación de Burkina Faso es muy poco conocida en el mundo y en España. Por eso, dar a conocer nuestra situación es ya una gran ayuda que os pedimos que sigáis haciendo. Os aseguro nuestra oración por vosotros, para que este tiempo de Navidad sea de verdad un tiempo de paz interior y crezca nuestra fe en Dios.