Desde Mozambique la Hermana Aparecida: «brindamos acogida y apoyo psicosocial»
Más de 800.000 desplazados y 2.500 muertes desde 2017 por terrorismo yihadista en Mozambique
ACN.- La Hermana Aparecida Queiroz, religiosa brasileña de la congregación «Hijas de Jesús» en Cabo Delgado. Mantuvo una entrevista en «Perseguidos, pero no olvidados» de Ayuda a la Iglesia Neceistada (ACN) en Trece televisión. Justamente esta zona del país es de las más afectadas por los repetidos ataques perpetrados por distintos grupos criminales armados y guerrillas yihadistas, caracterizados por una brutalidad despiadada, y que están amenazando el orden establecido.
“En Cabo Delgado no ha habido ataques en los últimos días, sino pequeños actos de violencia”. Refiriéndose a las consecuencias de la violencia, la religiosa ha dicho que la gente ha perdido a su familia, sus casas, lugares de referencia, porque han tenido que huir sin nada.
La Hermana Aparecida ha comentado también la labor que lleva a cabo en la misión junto a otras hermanas de su congregación. «Brindamos acogida, repartimos alimentos, medicinas y tenemos grupos de apoyo psicosocial».
Acompañamiento y ayuda
“La gente ha perdido familiares, las consecuencias son más de 800.000 personas desplazadas» y 2.500 muertes desde el 2017 por terrorismo yihadista, la gente que no tiene acceso a educación, a la salud.” Dentro de Mozambique a pesar que es un país donde se extiende la violencia yihadista en Cabo Delgado es una de las zonas más afectadas por la violencia de los islamistas entre los más relevantes son: Al Sunna Wal Yamma (ASWY) Según el «Informe de Libertad Religiosa 2021» desde el mes de octubre del 2017 los insurgentes islamistas han perpetrado 139 ataques en los que han muerto civiles y militares, los grupos armados han incendiado casas, escuelas y edificios religiosos, coches, han matado el ganado y han cometido decapitaciones, asesinatos y secuestros la violencia sigue aumentando.
El Covid-19 «aquí la cantidad de casos fue pequeña desde el principio cuando fueron los primeros casos, ha habido pocas muertes y no es lo que más nos preocupa y nos afecta. Trabajamos en la Diócesis de Pemba hacemos un poco de todo. Se brinda acogida, alimentos, medicinas y tienen grupos de apoyo psicosocial. Los mozambiqueños tienen una fe muy viva la gente le gusta la música, el baile y aunque esta la guerra y la pandemia cuando pueden van a cantar las celebraciones a medida que pueden se juntan celebran la fe y la presencia de Dios».
«Para mi es una experiencia de sentir la gracia de Dios porque hay momentos que trabajando con la gente escuchando sus dolores, sus situaciones, pues también tenemos nuestros bajones y sentimos que Dios es presencia con nosotras. Delante de todo lo que vive la gente lo que hacemos es acompañar y ayudarles. Yo siento de alguna manera gratitud a Dios por la fuerza que el nos da y a toda la gente que nos sigue acompañando desde lejos y desde cerca con sus oraciones, por su cercanías, sus palabras, por sus gestos de generosidad y de solidaridad».