» TESTIMONIO | LA IGLESIA EN KENIA
Kenia: “Cuando logramos rescatar a niñas, ellas experimentan una transformación total”
“Hay más de 60.000 familias de la calle viviendo en Nairobi, la capital de Kenia, incluidos miles de niños y niñas que no van a la escuela y que a menudo son adictos a las drogas o participan en otras actividades ilegales”. Así nos lo cuenta la hermana Caroline Ngatia.
Las Hermanas de la Asunción de Eldoret son una congregación religiosa fundada en Kenia en 1962. Con más de 2.000 miembros en la actualidad, su labor se ha extendido por todo el país e incluso a otros estados africanos. Uno de sus proyectos principales sigue siendo rescatar a los niños de las calles, ofreciéndoles la oportunidad de una vida mejor y más digna.
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› Las hermanas están con las jóvenes
Las religiosas han comenzado recientemente a centrarse más en las niñas, por estar en situación aún más vulnerable que los niños: «Vamos por las calles de Nairobi y hablamos con ellas; las visitamos tres días a la semana y también trabajamos con sus madres, la mayoría de las cuales son consumidoras de drogas», relata la hermana Caroline.
«Cuando acogemos a las niñas en el centro, empezamos también a cooperar con sus madres. A las que están abiertas a rehabilitarse, las derivamos a otra organización. Una vez que lo han conseguido, las ayudamos a conseguir estabilidad económica y, posteriormente, facilitamos la reintegración de las niñas con sus familias», detalla.
Desafortunadamente, esto no siempre es posible pero aun así, las hermanas no abandonan a las jóvenes: «Las que no pueden volver con sus familias se quedan con nosotras. Las llevamos a la escuela, pagamos sus tasas escolares y les brindamos un fuerte apoyo psicosocial, ya que son niñas que han sufrido abusos sexuales en las calles o que están infectadas con el VIH. Así que las ayudamos a reconstruir sus vidas», explica la hermana Caroline a ACN.
Con los varones, las hermanas tuvieron una tasa de éxito de alrededor del 50%. En el caso de las chicas, les sorprende que, cuando se les da la oportunidad, nunca eligen volver a las calles: «No hay recaídas. Cuando logramos rescatar a niñas, éstas experimentan una transformación total para convertirse en una mejor versión de sí mismas en la sociedad. Les animamos a que se tomen en serio la educación, porque solo la educación puede romper ese ciclo de pobreza», insiste la hermana Caroline.
Una de las razones de esta diferencia entre las niñas y los niños podría ser que las hermanas tienen una presencia más constante en la residencia de las niñas, algo que no pueden hacer con los niños. La congregación está planeando, soñando y considerando la construcción de un convento junto a la residencia de los niños, con el objetivo de poder llegar también a los varones.
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› Tu ayuda es fundamental
Gracias a sus benefactores, ACN ha brindado y sigue brindando apoyo a las Hermanas de la Asunción de Eldoret a través de varios proyectos de construcción y sobre todo becas para las religiosas. Según la superiora general, la madre Joyce Nyagucha Ontune, la colaboración de ACN es esencial para la labor pastoral que realizan en las calles: «El apoyo que recibimos, especialmente en forma de becas, permite a nuestras hermanas adquirir las habilidades necesarias para llevar a cabo su trabajo”.
“Gracias a una formación adecuada pueden llevar a cabo los proyectos, y los frutos son evidentes. La ayuda de los benefactores de ACN es fundamental para ayudarnos a crecer en esta misión, con confianza. De hecho, otras organizaciones nos piden que gestionemos sus centros porque nuestras casas están bien organizadas, gracias al buen desempeño de las hermanas», añade.
El entusiasmo de las religiosas de la Asunción no tiene límites. Con las habilidades que han adquirido, gracias a la educación financiada por benefactores de ACN, se atreven a soñar a lo grande: «Tenemos tierras y otros recursos. Nuestra mayor alegría sería llegar a ser autosostenibles, para que entonces otras congregaciones puedan beneficiarse de la ayuda de ACN en lugar de hacerlo nosotras”, cuentan. “¡Y tal vez cuando crezcamos, podamos convertirnos incluso en donantes para otros!», añaden con alegría.