› Hasta mil alumnos de 150 escuelas católicas sólo podrán tener un libro en sus vidas
El P. Antonio Gutiérrez, salesiano en Bo, Sierra Leona, necesita 10.000 ejemplares de la Biblia del Niño para su diócesis. Para que, con la Palabra de Dios, la parroquia de Santa Teresa se desarrolle y fortalezca. En esta diócesis hay 150 escuelas católicas y hasta mil alumnos en cada una de ellas. Los medios son muy precarios y el material escolar y los libros brillan casi por su ausencia. Casi, porque en muchas de ellas los niños cuentan con un pequeño librito que los pequeños preservan como un tesoro. Se trata de la Biblia del Niño “Dios habla a sus hijos”.
“Para muchos es toda una experiencia tener un libro en sus manos. Pueden aprender a leer y, al mismo tiempo,conocer la Palabra de Dios. La lectura abre los ojos, la mente y el corazón, y la Palabra de Dios infunde ánimos”, comenta el P. Antonio.
Un día este sacerdote planteó un reto a sus alumnos. Estimó que cada libro podría costar 50.000 leones (el equivalente a 5 euros). Y pidió que cada uno aportara lo que pudiera. Entre todos llegaron a 1.000 leones. El P. Antonio les pidió algo más:
“Cada vez que leáis en este libro, rezad una oración por los que aportan los otros 49.000 leones”.
El padre repitió el reto en el resto de clases, y con los mil leones por libro financió un campamento de verano para los que no podían aportar nada.
El sacerdote llamó la atención de los niños sobre aquellos que obran en silencio y sin los cuales la Palabra de Dios no podría ser difundida. “También esa persona que apenas puede moverse, pero que en su silla de ruedas traduce la Biblia del Niño a los dialectos del país”. P. Antonio aprendió en Benín, gracias a la Biblia del Niño, la lengua bariba y, en el norte de Togo, el dialecto moba.
Para él, la Biblia del Niño es también una Biblia para la familia, pues muchos adultos la adquieren para ellos mismos y para sus hijos y nietos.
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