Dios de la Misericordia, escucha el clamor del pueblo Sirio.

Conforta a quienes viven en la incertidumbre y la necesidad.
Consuela a los que lloran por la pérdida de sus seres queridos.
Ayuda a las comunidades a encontrar caminos de esperanza y fortaleza.

Convierte los corazones de quienes siembran división y miedo.
Protege a los que trabajan por el bienestar y la unidad.

Dios de la Esperanza,
da fortaleza a los sacerdotes y religiosos que acompañan y sostienen a su gente.
Inspira compasión en mi y en la Iglesia de todo el mundo para con el pueblo sirio
y dale confianza en un futuro de paz y justicia para todos.

Te lo pedimos por Jesucristo, Príncipe de la paz y Luz del mundo.
Amén.